Imagina esto. Te levantas temprano, preparas el desayuno, organizas la ropa de los niños, revisas correos en el móvil mientras sacar el perro a caminar. Luego corres al trabajo, lideras una reunión clave, defiendes tu estrategia ante un equipo donde eres la única mujer en la sala y cuando por fin llegas a casa, la montaña de tareas domésticas te espera con los brazos abiertos.
Ahora dime, ¿en qué momento se supone que tienes tiempo para ser la gran líder que la empresa y el mundo esperan de ti?
Porque, aunque hablamos mucho de igualdad, la realidad es que las mujeres siguen cargando con la mayor parte del trabajo no remunerado. Sí, ese que no sale en los informes de desempeño, pero que si no lo haces, el mundo colapsa, tal como lavar los platos. Según la ONU Mujeres, las mujeres realizan al menos el triple de trabajo doméstico y de cuidados que los hombres. Eso se traduce en menos tiempo para el desarrollo profesional y más dificultades para asumir roles de liderazgo.
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El famoso techo de cristal y el suelo pegajoso
Seguro has oído hablar del techo de cristal, esa barrera invisible que impide que las mujeres lleguen a puestos directivos. Pero antes de mirar hacia arriba, hablemos del suelo pegajoso, esa otra trampa que mantiene a muchas mujeres atadas a trabajos con menor salario, pocas oportunidades de ascenso y una sobrecarga de responsabilidades en casa.
Aquí van algunos datos:
Solo el 31% de los puestos de liderazgo en el mundo están ocupados por mujeres (Foro Económico Mundial).
En América Latina, apenas el 26% del personal directivo y el 18% del personal ejecutivo son mujeres (IDB Invest).
Las mujeres dedican en promedio 4.5 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado, mientras que los hombres invierten menos de la mitad de ese tiempo (ONU Mujeres).
A esto súmale los estereotipos, la falta de referentes femeninos en altos cargos y una cultura que sigue asumiendo que una mujer con ambición profesional debe elegir entre ser madre o ser jefa. Como si lo uno no pudiera existir con lo otro.
El síndrome del impostor: La vocecita que te sabotea
Ahora, pongamos la lupa en otro enemigo silencioso: el síndrome del impostor. Esa sensación de que “te están sobrevalorando”, de que en cualquier momento alguien descubrirá que “no eres tan buena como creen”. La buena noticia es que no estás sola: según el estudio realizado por KPMG “Women’s Leadership Study”, el 75% de las mujeres en puestos de liderazgo han experimentado el síndrome del impostor en algún momento de su carrera.
La mala noticia es que este pensamiento nos hace rechazar oportunidades, minimizar logros y dudar de nuestras propias capacidades. Y cuando en el trabajo hay que elegir a alguien para un ascenso, muchas veces una mujer lo piensa dos veces antes de levantar la mano, mientras que su colega masculino ya está negociando su nuevo sueldo.
Los hombres piden promociones cuando cumplen con el 60% de los requisitos. Las mujeres esperan cumplir con el 100% antes de atreverse a aplicar a nuevo cargo.
Harvard Business Review - Why Women Don’t Apply for Jobs Unless They’re 100% Qualified
¿Cómo rompemos el ciclo?
Esto definitivamente no es magia, pero aquí van algunos pasos clave:
Reconoce tu valor:
Si has llegado hasta aquí, no es por suerte. Es por talento y esfuerzo.
Levanta la mano:
Aplica a ese ascenso, negocia tu sueldo, participa en la conversación. No esperes a que te inviten a la mesa.
Delega sin culpa:
No tienes que hacerlo TODO. Comparte la carga en casa y en el trabajo.
Crea redes de apoyo:
Rodéate de otras mujeres líderes, aprende de ellas y apóyalas. Nadie asciende sola.
Derriba la idea de la “superwoman”:
No tienes que ser perfecta en todo. Eres suficiente tal y como eres.
Historias que inspiran: Empresas que apuestan por el liderazgo femenino
Afortunadamente, hay empresas que están entendiendo que tener mujeres en posiciones de liderazgo no solo es una cuestión de equidad, sino que es un buen negocio.
IKEA: Liderazgo equilibrado
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IKEA ha logrado que cerca del 50% de sus puestos de liderazgo a nivel mundial estén ocupados por mujeres. ¿Cómo? Apostando por políticas de igualdad salarial, horarios flexibles y programas de mentoría para mujeres con alto potencial.
Unilever: Mujeres al mando
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Unilever ha implementado un programa de equidad de género en toda su estructura global, por lo que estiman que para el año 2022 ya habían alcanzando un 50% de mujeres en roles directivos. Además, han desarrollado iniciativas para eliminar los sesgos inconscientes en los procesos de selección y promoción.
Accenture: Formación y oportunidades
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Accenture no solo ha elevado el número de mujeres en su liderazgo, sino que también ha creado programas de desarrollo de talento específicamente diseñados para ayudar a mujeres a prepararse para puestos ejecutivos. Su meta: alcanzar una representación del 50% de mujeres en su plantilla para 2025.
LATAM Airlines: Volando con la igualdad
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En la industria de la aviación, donde históricamente los hombres han dominado los altos cargos, LATAM ha implementado programas de liderazgo femenino y ha incrementado significativamente la participación de mujeres en puestos estratégicos.
El liderazgo femenino no debería ser una excepción, sino la norma. Y si queremos cambiar el juego, tenemos que empezar por nosotras mismas. Porque no se trata solo de llegar a la cima, sino de hacerlo con la seguridad de que mereces estar ahí.
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