Muchos de los elementos que llevan a la desmotivación, tienen que ver con los sentimientos internos del colaborador y también algunos tienen relación directa con la mala dirección de la empresa. Esto los puede inducir a renunciar y a generar un mal ambiente dentro de la empresa, por lo tanto es importante identificar estos aspectos para poder evitar problemas futuros.
Algunas de las causas de la desmotivación laboral pueden ser:
Falta de objetivos: La falta de metas hace que los colaboradores divaguen en el limbo, lo que hace que los mismos se sientan perdidos y sin un rumbo definido.
Falta de retos: Los seres humanos somos por naturaleza competitivos, por lo que asumir nuevos retos causa motivación adicional.
Ausencia de planes de desarrollo para el trabajador: Todo colaborador desea crecer como persona y como profesional, al identificar que no existe este plan de desarrollo, se genera el sentimiento de no ser importante dentro de la estructura.
Monotonía: Las tareas repetitivas generan estrés y aburrimiento, lo que causa que el empleado no espere nada nuevo en el día a día.
Exceso de trabajo: Los colaboradores motivados consiguen generalmente muy buenos resultados, sin embargo, con ello se genera una carga laboral excesiva debido a que se les transfiere trabajo de otros, lo que causa cansancio extremo y estrés.
Jefe incompetente: Todo colaborador quiere aprender algo nuevo y si su jefe se lo demuestra, genera un deseo de absorción de información que motiva a buscar nuevos resultados. Pero, cuando el jefe no demuestra capacidades para liderar, crea en el empleado un alto grado de desmotivación.
Malas relaciones: Sentirse acosado o en un clima laboral tenso, es causal de no tener ganas de volver al sitio de trabajo.
El jefe no sabe escuchar: Esos jefes tóxicos que solo saben apreciar lo que ellos hacen y no se detienen a escuchar a sus colaboradores, causan poco a poco que se vaya generando un deseo de no proponer nuevas ideas que no serán tomadas en cuenta.
Es poco probable que un empleado muestre de manera explícita su descontento cuando algo le afecta, pero puede tener conductas que exhiban ese malestar.
Distracción constante: El empleado tiene la cabeza en cualquier parte menos en el trabajo que está realizando. Obviamente en una empresa pequeña es más fácil ver un tipo de síntoma como éste. Una persona que ha perdido la motivación (o que está comenzando a perderla) se distrae fácilmente e incluso busca distraer a los demás.
Falta de iniciativa y entusiasmo: Un trabajador desmotivado, va a decir que sí a cualquier tarea, actividad o solicitud que se realice e inclusive sin quejarse o manifestarse. Y es ahí donde está el problema. Un trabajador activamente comprometido, debería plantearse las cosas, buscar alternativas o cómo optimizar una tarea. Pero como el trabajador está desmotivado, simplemente se reduce a decir que sí, acatar la orden y seguir con su día a día.
Continuos retrasos: Parece un síntoma menor, pero cuando un empleado comienza a llegar tarde a su puesto de una forma sistemática es que algo malo sucede. Ha dejado de importarle los posibles problemas que le pueda acarrear hacerlo, entre otras muchas cosas.
Bajo rendimiento: Cuando una persona está desmotivada en su trabajo, baja considerablemente su rendimiento. Dejan de ser capaces de abarcar todo lo que hacían hasta el momento, dejan el perfeccionismo de lado y no les importa hacer las cosas de una forma mediocre con tal de terminarla. Regularmente no cumplen con las fechas de entrega, llegan tarde y rompen sus promesas.
Quejas: Hay constantes quejas, nada es suficientemente bueno. No asumen sus responsabilidades y generalmente ponen pretextos. Hablan constantemente de su puesto anterior o de funciones pasadas. Resaltarán las formas de trabajar de otros lugares y lo difícil que es desempeñarse en su sitio actual.
No ayuda a los demás: Siempre están diciendo “no es mi trabajo” y no están dispuestos a ir más allá. Es independiente, empieza a disfrutar más el trabajo individual.